Campesinos reemplazan los químicos por patos que cumplen la misma función

Diez mil ejemplares de las anátidas evitan utilizar químicos en exceso.

En el continente asiático es muy común observar arrozales muy bien cuidados por sus habitantes. Ahora bien, existen percances naturales para este tipo de cosecha, tales como caracoles o insectos que inciden negativamente.

Por esa razón los arroceros utilizan químicos para evitar perdidas, pero que a su vez son muy contaminantes y perjudiciales para la tierra. En la búsqueda de alternativas ecológicas se han encontrado con unos aliados simpáticos y efectivos: los patos.

Estas aves pueden garantizar que los arrozales se mantengan libres de plaggas, ya que estas pequeñas criaturas pertenecen a su dieta. Además, resulta muy económico dejarlos que actúen en las cosechas porque benefician tanto al criador de patos como a los arroceros.

Tailandia es un país que cuenta con grandes extensiones de arrozales y es lógico pensar que parte de su economía se sostiene por esta planta cereal. Por lo que, mantener a salvo todas las cosechas es fundamental para los tailandeses.

Los patos son los mejores compañeros de trabajo de los agricultores y se logra mantener completamente limpios los campos año tras año. Aparte que son un espectáculo visual atrayente verlos actuar en estampida.

Los patos pisan el rastrojo de arroz para aplanar el suelo, y eso facilita el arado. Durante sus acciones van realizando su recorrido. Al terminar emigran a otras latitudes por unos cinco meses y luego vuelven de forma instintiva a su granja de origen.

Así los granjeros no tienen que usar químicos para controlar las plaggas y se reducen muchos los costos porque los patos a cambio pueden alimentarse libremente”, afirma Apiwat Chalermklin, criador de patos tailandés.

Un dron ha capturado imágenes de los patos alimentándose de un arrozal en una región de Tailandia, y es sin duda una de las imágenes más curiosas que ocurren en la naturaleza. Sin duda que los patos son instintivamente sabios.

Este método ha sido aplicado por Emilia Hazelip, quien fue una gran agricultora biológica, y una defensora de la agricultura orgánica. Está mujer que se define como ecológica por convicción entiende que de forma natural se puede producir alimento sin contaminar.

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